Cómo Axel Kicillof creó su propia vía en el peronismo hasta dar un duro golpe a Milei en Buenos Aires

Axel Kicillof obtiene sistemáticamente resultados por encima de los pronósticos en cada elección donde es candidato. Este método, que desacraliza la intuición política tradicional pero convive con ella, se basa en una estrategia racional de objetivos a mediano plazo. Su éxito se apoya en dos pilares: la percepción de que no roba y su firmeza ideológica keynesiana, confrontativa y simbólica, que él define como "peronismo de izquierda". Sin embargo, hace una excepción en seguridad, alineándose con políticas manoduristas. Kicillof elige sus batallas, evade definiciones urticantes y se maneja más con el silencio que con la palabra, resistiendo presiones internas. Su victoria legislativa, la primera bajo su dirección, lo coloca en condiciones de competir por el liderazgo dentro del peronismo, desafiando el de Cristina Kirchner, cuya estrategia de preservar su legado y trasladar capital a su hijo Máximo choca con una sociedad que no quiere retornar al pasado. Kicillof deberá ahora gobernar una provincia con fama de arruinar carreras presidenciales y con escasos recursos, mientras se prepara para una ruptura inevitable con el kirchnerismo.